Cuenta la leyenda que a la orilla de un río dos mujeres se encontraban lavando la ropa. En eso estaban cuando dos caminantes sedientos se les acercaron a pedir una trago de agua, las mujeres bromistas y maliciosas en vez de agua pura, les acercaron agua jabonosa.
Al beber, uno de los caminantes maldijo a las bromistas que inmediatamente quedaron convertidas en aves, una de ellas intentó hablar, pero sólo alcanzó a decir Yajá, o "vamos" en guaraní y se alejaron.
Es por eso que la carne del chajá es espumosa y tiene un gusto similar al del jabón. Además explica el porqué de su grito de alarma (chajá) que vociferan en pareja y puede oírse hasta tres kilómetros.
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Chajá en pareja con sus crías |
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